Considerada la segunda ciudad más importante de Rusia, San Petersburgo condensa una valiosa carga cultural, artística e histórica que la convierten en uno de los destinos más interesantes de este país. Pero más allá de eso, la ciudad es famosa por haber sido levantada sobre una red de canales, dando lugar a una infinidad de puentes quela invaden y dibujan el aspecto romántico de San Petersburgo.
Los puentes de San Petersburgo son una parte fundamental del diseño urbanístico y arquitectónico de la ciudad y muchos de ellos se levantan a la noche para permitir el paso de los barcos mercantiles, lo que se ha convertido en un espectáculo típico que atrae a todo turista que se encuentre en la ciudad. Muchos deciden contemplarlos desde los malecones del río Neva, otros prefieren realizar un paseo en barco para observarlo desde el agua.
Existen otros puentes más pequeños que son decorativos y alrededor de ellos se han tejido muchas leyendas y mitos como en el caso del Puente de los Besos. Cuentan que allí se reunían a escondidas los enamorados prohibidos y también los marineros y presos se despedían de sus familias.
El Puente Azul es el más ancho de todos con 94 metros y conecta el Palacio Mariinsky con el monumento ecuestre del zar Nicolás I. El Puente del Canto fue construido en 1840 y su nombre se debe a que sale de la puerta del Coro. Está adornado con una preciosa reja de hierro fundido que propicia una de las vistas más románticas.
La lista de puentes es muy extensa pero es necesario saber que cada uno de ellos encierra una decoración particular, una leyenda o una historia que dejarán en el visitante un recuerdo encantador.
Fuente:
http://asiaviaje.com/san-petersburgo-la-%E2%80%9Cvenecia-del-norte%E2%80%9D/